viernes, 10 de abril de 2020

Paz y Cariño

PAZ Y CARIÑO

Iban Paz y Cariño, instructora e hijo en la antigüedad; cuando Paz al salvar a un rico mercader de las aguas oscuras del Tíber, éste le agradeció con una conversación en un jardín luminoso.
El hombre dijo: "No sé cómo agradecer". A lo que contesta ella: "Siendo más benévolo... ¿Qué sabes hacer?" Y responde el rico comerciante: "¡Oh! Sólo sé números". Ella mira al sol y a él diciendo: "Bien... ¿Cuántas flores hay aquí?" En el estupendo jardín en que estaban había siete rosas, así que contestó que "siete". Paz refutó: "No: diez" y empezó contando las hasta llegar a "ocho, nueve y diez" señalando a ellos tres junto a su adoptado hijo, añadió: "Los números valen si incluyen a las personas"

Él, maravillado exclama: "¡Debes enseñar a millones de gentes!". "No" -rectifica ella- "Sólo a uno: mi alumno e hijo adoptivo" señalando a Cariño, un joven al que salvó de unos bandidos.

Mucho después se encontraron ella y el mercader en Alejandría, solos. Y éste le dijo: "He aprendido que únicamente una persona aprende de mí, y está aquí presente". Al estar solos, Paz imaginó que se refería a ella, como su alumna, hasta que él comentó: "Yo soy mi propio instructor y aprendiz". Ella río y se abrazaron.





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