Tener más, estar alto...
Pero no ser feliz.
He escogido dar... ...mi corazón roto y unirlo a la libertad.
Y te lo ofrezco, lector.
¿Cuando muera en qué gritaré?
En el lenguaje del abismo, porque sólo lograré emociones.
Gritaré en sangre bajo las personas que me amaron y a las que amé, empezando bañado en sangre al nacer y finalizando mi recuerdo.
Rememoro África en mí envuelta su arena de niño al reír jugando.
Luego: un llanto sobre mí y... ¿lamentaré? ¡Tal vez no haya otra oportunidad!
Incierto y soy yo quién vé a mi progenitora, ¡no irá sola! Porque me introdujo en la vida sin dejarme aislado.
Ella, mi pareja idéntico a mi sobrino son tres fuegos. ¡Tres luces que permiten ver mi vida!
Cuando muera ¿qué dejaré? No lo sé. ¡Eso! Abandonaré la ignorancia.
No sabemos nada, y al mezclarnos con las unidades de materia proyectamos ¡nada!
Pero diré: creo que siento una brisa emanada por fuente energética. E iré ahí.
Mi voluntad está en esa fuente. Esa es la que originó, y originará a las tres personas antes citadas; dará existencia a todo lo que no sé.
Y lo que no sé es quién eres, lector, pues no sé quién soy. La fuente será espejo y nos reconoceremos. Siendo ésta infinita, durará la eternidad tal reconocimiento.
El sonido eco dirá nuestros nombres.