Ella dio todo, incluida libertad. ¿Qué complicación evita saludar su voz que pronuncia mi nombre? Su palabra permite. Hoy no... mañana sí.
Hablo de mi madre, que no podemos abrazarnos y besarnos más.
Todo termina y soy su meta, pues soy su voluntad de crear.
Soy libre, pues cerca es sentida atravesando hasta llegar a su calor, ese vibrar de nuestras almas que arranca frontera. Ella mostró un mundo devolviendo yo mi tiempo que cuando éste termine quedará haber sido todo para ella, un espacio total de posibilidades para mí y ella. ¿Quién dio valor al mundo sin límite?
Cuando su cuerpo es mecido por vientos de océanos, ahí estoy con ella. Para estar dentro y fuera. Ella da, ella ríe; extiende sus manos. Dejando ser porque ella no pudo ser. Un día marchará, entonces mi ave habrá volado.
No llorare, sino reiré. Estará en las personas porque será y seré. Seremos libres. No porque sea así, sino al desearlo. Simple es quererlo y largo es llegar hasta real.
Tengo un misterio consistente en haber caminado juntos. Siempre su voz clara y vestida a un sol y viento me recordarán que todo un continente no puede parar lo que sólo es nuestro si regalamos ese dominio, cediendo sin lógica y en comprensión de no más que sentido.
¡No penséis! Convertid ideas en alegría... Las risas de otros serán tuyas si les dejas imaginar.
¡No sintais! Esperad. A que se acerquen y os pidan beber carcajadas. Entonces dad, igual que vuestras madres dan su pecho sin preguntar. Semejante a sus manos nos cogen y su voz nos hablan, porque saben que un día ellas fueron niñas y confían que devolveremos. La liberación no puede ser guardada. Nadie puede parar y cerrar una ola o una brisa. Si queremos ser libres, debemos transmitir.
Algún día ya no veré a mi madre. Veré mi libertad que tiene nombre. Se llama "..."
En memoria de todas las madres que amaron sin pedir nada a cambio proclamo que el nombre de mi fruto es el silencio, pues permite y crea.
"Preguntamos cómo conseguir; respondemos cómo dejar"
Un día un niño en otro continente atrapó un gorrión empapado. Alguien liberó al ave y ese crío lloró que ahora soy yo, que viajo por las palabras.
Iván Íñigo
